Sensores de electrolito sólido, desde sensores de COV hasta sensores de oxígeno con una vida útil extremadamente larga

Los sensores de electrolitos sólidos son flexibles en cuanto a diseño y tamaño, ya que no contienen electrolitos líquidos. Los sensores de electrolito líquido, también conocidos como células húmedas electroquímicas, se utilizan en numerosas aplicaciones, desde los vehículos de motor (optimización del consumo de combustible) hasta la industria (aplicaciones de seguridad) y el control de los gases de escape (supervisión). Debido al electrolito líquido, el funcionamiento y la vida útil de la célula se ven influidos significativamente por el diseño mecánico del sensor. En los últimos 20 a 30 años, se han convertido en estándar varios diseños de celdas populares basadas en electrolitos líquidos, como la serie 4 (diámetro de 20 mm) para analizadores de gases portátiles y la serie 7 (diámetro de 32 mm) para analizadores de gases estacionarios. El concepto de célula electroquímica seca basada en un electrolito polimérico sólido no sólo elimina las limitaciones específicas del diseño de los sensores de gas, sino que también abre numerosas posibilidades de aplicación que van más allá de las aplicaciones tradicionales de las células electroquímicas.

Una pila seca electroquímica se basa en un polímero así como en sustancias químicas para las reacciones electroquímicas en la capa de polímero. Esto da lugar a nuevos e innovadores diseños de celdas. Puede ver un ejemplo de este nuevo diseño en la siguiente ilustración. El ES1 es el sensor electroquímico más pequeño del mundo. El tamaño de la célula se ha reducido en todas las direcciones, de modo que hoy en día se pueden construir analizadores de gas más pequeños y compactos. La lista de gases que se pueden detectar con la tecnología SPE es larga. La primera generación de sensores de gas ES1 se desarrolló para el control de las emisiones y la supervisión de gases como el O2, el CO, el NO2, el H2S y el H2, así como los compuestos orgánicos volátiles (COV).