Del Valle de la Muerte a la Antártida en 30 segundos

Los sensores de velocidad RHEINTACHO FC y FE han sido probados en el duro uso diario durante muchos años. Sin embargo, en el marco de un proyecto de un cliente, se solicitó una prueba que aún no se había realizado de esta forma.

Basándose en su experiencia en el uso práctico de sus dispositivos y en el potencial de mal funcionamiento al utilizar componentes (electrónicos), el cliente tenía requisitos extremos para la estabilidad de sus componentes, en este caso concreto el sensor de velocidad, frente a los cambios de temperatura.

El equipo del proyecto RHEINTACHO diseñó una combinación de dos sensores de velocidad del sistema modular RHEINTACHO para la aplicación: Basado mecánicamente en el sensor de FC. Basado electrónicamente en el sensor FE. Versión como sensor diferencial Hall de 2 canales. Adecuado para la detección de la velocidad y el sentido de giro. Posibilidad de detección en reposo (0 Hz). Interfaz de conexión con un tipo de conector Deutsch ampliamente utilizado. Clase de protección del lado del sensor IP6K9K / IP67.

Gracias al inteligente y moderno diseño electrónico, la mecánica y la electrónica son muy adecuadas para soportar cargas de choque térmico extremas.
No obstante, el equipo de desarrollo de RHEINTACHO también esperaba con impaciencia los resultados del procedimiento de prueba que se describe a continuación.

El procedimiento de la prueba es muy sencillo y extremadamente exigente:
1000 ciclos alternos entre -40°C y 125°C. Tiempo de cambio entre las dos temperaturas límite: máximo 30 segundos. Tiempo de residencia a las respectivas temperaturas límite: 40 minutos.

El impresionante resultado: Todos los sensores de velocidad probados sobrevivieron a este "tramo de tortura" completamente funcionales.